Retail Investment Strategy (RIS):
Pros y contras
Íñigo Gallastegui, director de Producto y Estrategia de Inversión y Servicios de Asesoramiento de Santander Banca Privada España, valora que se fomente que el cliente pague por el asesoramiento y que la industria desarrolle modelos “más sofisticados y con mayor nivel de servicios”. Es prudente sobre el value for money: “Comparar el performance que percibe el cliente no es algo obvio y cobrar en base a ese comportamiento también es complejo. Requiere un desarrollo técnico complicado que no se ha hecho antes y que puede llevar a equívocos”.
También se muestra positivo Fernando Ruiz, director de Banca Privada en España de BBVA, al afirmar que “el segmento de banca privada no va a salir tan perjudicado”. A su juicio, el marco regulatorio “favorece y fortalece el modelo de negocio de ejecución, que está basado en el asesoramiento y en la gestión discrecional”, ya que la norma aboga por una mayor transparencia en los costes, “y eso es bueno para el cliente y para la industria al garantizar una independencia en la gestión en los productos que ofrecemos”.
Juan Bernal Aranda, director general de CaixaBank AM, pide tiempo de transición hacia un modelo donde los incentivos no van a ser la fuente principal de sus ingresos, puesto que “si vamos a un modelo muy rígido, con poco tiempo de implementación o que se dé la espalda a la industria, nos encontraremos con modelos como el de Reino Unido u Holanda, donde se han excluido a clientes, más que incluir”.
También demanda “tiempo y claridad” Joaquín Calvo-Sotelo, director de Banca Patrimonial, Bankinter, porque “corremos el riesgo de que muchas de las medidas que nos presentan, si realmente no las defines bien, pueden tener el efecto contrario”, advierte. En su opinión, “fijar más restricciones y dificultades a las entidades” va en contra del espíritu de la regulación, que es la apertura del negocio a más minoristas.
Xavier Blanquet, director de Negocio de Sabadell Urquijo Banca Privada, advierte de que la revisión de la RIS en tres años “nos obliga a hacer una reflexión sobre nuestros modelos de negocio y de asesoramiento y, por tanto, de cómo vamos a competir en el futuro”. Respecto a la aplicación de unos benchmarks para fijar tarifas “supone una limitación de los ingresos para los fabricantes que también se van a transmitir a los distribuidores”.